Después de permanecer con esta rutina un largo periodo de tiempo, y de que lentamente se repita esta historia cada día, una tarde llovizna la chica al fin decidió expresar sus sentimientos; pero el chico no apareció. La chica se quedó esperando y esperando, salió su tren y luego el siguiente y ella seguía allí con las lágrimas en los ojos. Miró el reloj y decidió no humillarse más, además, ya se había hecho tarde. Cuando salía su corazón en cada latido decía: "ya no te quiero", "ya no te quiero"... Al día siguiente, fue a coger el tren como de costumbre y se fijó si él estaba, pero tampoco, no había ni rastro de él y su asiento en el vagón quedó vacío; ella lo contemplaba y le invadía una sensación muy extraña que nunca antes había vivido. No sabía si odiarlo o amarlo con locura. Por una parte era feliz queriéndolo pero por otra era como una travesura del corazón. La mañana siguiente tenía que acompañar a su abuelo a hacerse las revisiones en el hospital y, allí se cruzó con él; iba con muletillas y moratones en la piel. Le miró fijamente él a ella y le entregó una carta, una carta de amor. Ella la leyó y, al instante se dio cuenta de que los sentimientos eran mutuos. Él le explicó que no pudo venir porque mientras estaba en la florería comprándole rosas le atropelló una bici. Se abrazaron y aún sin conocer sus nombres se querían con locura. Ella era tierna y en un cielo azul y limpio. El amor tiene razones que la razón no puede explicar.
Y al terminar de decir esas palabras ella se sonrojó a más no poder y se maldijo por ser tan tímida. Él se sentó a su lado y comenzó a acariciarle la mano y ella encontró ese gesto muy tierno. Comenzaron a hablar y resultaba que él se llamaba Harry y ella Isabella. Pasaron los días en los que ellos hablaron y rieron conociéndose más, hicieron más de una travesura en las que las víctimas eran los tripulantes del tren... Pero un día, en el que una fuerte llovizna azotó el lugar, Isabella no apareció en el tren, Harry, alarmado, no paró de llamarle y de mandarle mensajes, pero ella no respondía. Pasaron días, semanas, meses, y Isa seguía sin aparecer, Harry pensó que la habían secuestrado, y nada más él iba a llamar a la policía para denunciar su desaparición, le llegó un mensaje suyo que decía: "Ya no te quiero"; doce letras, cuatro palabras; un solo significado que destrozó a Harry por completo. Decidió no molestarla más ya que si esa había sido su decisión él debía de acatarla y aceptarla. A partir de ese momento, Harry no volvió a ser el mismo, no volvió a ver un cielo azul y limpio y pensó que no todo era de color rosa, construyó un muro indestructible alrededor de sí mismo, ya no sonreía, se pasaba los días enfadado, ya no mantenía relaciones sociales. Su dicho era: Las personas somos como la Luna; Todas tenemos un lado oscuro que no tardamos en mostrar. Pero él no sabía la verdadera razón por la que Isabella le mandó el mensaje, no sabía que ella ahora lloraba desconsoladamente, no sabía que ella aún lo quería...
Después de permanecer con esta rutina un largo periodo de tiempo, y de que lentamente se repita esta historia cada día, una tarde llovizna la chica al fin decidió expresar sus sentimientos; pero el chico no apareció. La chica se quedó esperando y esperando, salió su tren y luego el siguiente y ella seguía allí con las lágrimas en los ojos. Miró el reloj y decidió no humillarse más, además, ya se había hecho tarde. Cuando salía su corazón en cada latido decía: "ya no te quiero", "ya no te quiero"... Al día siguiente, fue a coger el tren como de costumbre y se fijó si él estaba, pero tampoco, no había ni rastro de él y su asiento en el vagón quedó vacío; ella lo contemplaba y le invadía una sensación muy extraña que nunca antes había vivido. No sabía si odiarlo o amarlo con locura. Por una parte era feliz queriéndolo pero por otra era como una travesura del corazón. La mañana siguiente tenía que acompañar a su abuelo a hacerse las revisiones en el hospital y, allí se cruzó con él; iba con muletillas y moratones en la piel. Le miró fijamente él a ella y le entregó una carta, una carta de amor. Ella la leyó y, al instante se dio cuenta de que los sentimientos eran mutuos. Él le explicó que no pudo venir porque mientras estaba en la florería comprándole rosas le atropelló una bici. Se abrazaron y aún sin conocer sus nombres se querían con locura. Ella era tierna y en un cielo azul y limpio. El amor tiene razones que la razón no puede explicar.
ResponderEliminarHIBA OUAZZANI 1 ESO A.
Muy bien
EliminarY al terminar de decir esas palabras ella se sonrojó a más no poder y se maldijo por ser tan tímida. Él se sentó a su lado y comenzó a acariciarle la mano y ella encontró ese gesto muy tierno. Comenzaron a hablar y resultaba que él se llamaba Harry y ella Isabella. Pasaron los días en los que ellos hablaron y rieron conociéndose más, hicieron más de una travesura en las que las víctimas eran los tripulantes del tren... Pero un día, en el que una fuerte llovizna azotó el lugar, Isabella no apareció en el tren, Harry, alarmado, no paró de llamarle y de mandarle mensajes, pero ella no respondía. Pasaron días, semanas, meses, y Isa seguía sin aparecer, Harry pensó que la habían secuestrado, y nada más él iba a llamar a la policía para denunciar su desaparición, le llegó un mensaje suyo que decía: "Ya no te quiero"; doce letras, cuatro palabras; un solo significado que destrozó a Harry por completo. Decidió no molestarla más ya que si esa había sido su decisión él debía de acatarla y aceptarla. A partir de ese momento, Harry no volvió a ser el mismo, no volvió a ver un cielo azul y limpio y pensó que no todo era de color rosa, construyó un muro indestructible alrededor de sí mismo, ya no sonreía, se pasaba los días enfadado, ya no mantenía relaciones sociales. Su dicho era: Las personas somos como la Luna; Todas tenemos un lado oscuro que no tardamos en mostrar. Pero él no sabía la verdadera razón por la que Isabella le mandó el mensaje, no sabía que ella ahora lloraba desconsoladamente, no sabía que ella aún lo quería...
ResponderEliminarMuy bien
Eliminar