Lee el soneto, descubre su métrica y escribe tú un magnífico y original soneto
Un soneto me manda hacer Violante
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
Una carta para ella
ResponderEliminarGracias por regalarnos tu ternura,
por querenros desde muy pequeñitos,
por entregarnos todos los mimitos
por cobijarme con tanta dulzura.
Gracias por todas tus sabias astucias,
por toda aquella sabiduría
gracias por darme todas tus caricias,
por soportar todas mis tonterías.
Si por tí hasta el cielo brincaría
y para demostrarte lo que te quiero
una gran estrella fugaz cogería
y sin pensarlo te la entregaría
por muy complicado que te parezca,
por tí este gran esfuerzo haría.
Muy bien
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMIS DOS MANOS
ResponderEliminarUn bolígrafo sujeté en mi mano,
las estrellas desde el cielo lucieron,
ocultar al sol fue lo que quisieron,
mi otra mano tocaba en este piano.
Como si esto fuese algún exorcismo,
el cálido sol desapareció,
muy cierto es que a todos nos sorprendió,
pero se lo buscó solo a él mismo.
Una agradable melodía suena,
de mis dedos que tocan este piano,
pero el bolígrafo ahora es quien se quema.
La estrellas no nos d que importe si esperan,
por favor, paren esa melodía,
si el sol y este bolígrafo se queman.
HIBA OUAZZANI 1° ESO A.
Muy bien
EliminarYo sé que ver y oír a un triste enfada
ResponderEliminarcuando se viene y va de la alegría
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.
Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esta agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.
Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante, plena,
a donde ni has de oírme ni he de verte.
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
adiós, amor, adiós, hasta la muerte.
Muy bien Miguel Hernández.
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