Nos golpeó el olor nutricio de la mierda del bebé, rotundo como un hexámetro de Virgilio.
(“Mil ojos esconde la noche” Juan Manuel de Prada)
Juan Manuel tenía la imagen, los personajes también, la acción, aunque era más bien estática—lo único que se movía era el olor—,no le ofrecía mayor dificultad, o eso creía él. De manera que empezó con ese “nos” que, en este caso, se refería a los dos, a la pareja que se encontraba en el lugar y que serían sujetos pacientes de la acción del verbo y de lo que llevaba consigo (como más adelante se verá). Pues , aunque ese “nos” parece que recibe indirectamente la acción del verbo, en realidad, es quien la padece y sufre porque el verbo así lo manifiesta ( ¡y de qué manera!) “nos golpeó”; que llega de repente como un gancho a un boxeador a punto de besar la lona. Pero todavía no sabemos qué es lo nos golpea, esperamos quizás un puñetazo a traición, una teja desprendida, un coche sin frenos. Nada de eso: es “el olor” y no un olor o este olor, sino ese “el”, que abarca a todos los olores pero que aquí queda reducido a uno en concreto. Además, lo que golpea es un olor, no una fragancia, (claro está que tampoco dice peste o tufo porque ya nos pondría sobre aviso de algún aspecto desagradable) ni un efluvio. La siguiente palabra “nutricio” parece que nos da una pista de ese olor como de algo sustancioso, que alimenta; como esos olores de las cocinas caseras que desprenden en el ambiente la carne y la sal de vida. Porque un “olor nutricio” debe ser bueno, si es algo que alimenta, da vida, por tanto no espero, de ninguna manera lo que viene después
“ de la mierda”, separado por la palabra “nutricio” . Desde luego JM se ha cuidado de escribir juntos “olor “ y “de la mierda”, eso lo hubiera hecho cualquiera, ahora bien , poner entre las dos palabras “ nutricio” hace que el cerebro piense en positivo para caer repentinamente en la mierda ( con perdón) pues “nutricio” y “mierda” no casan, pertenecen a esferas distintas. Y ahora viene y acota el origen de ese olor (recuérdese que no dice ni tufo, ni fétido o asqueroso); y no espero que venga de un bebé ¿Qué es lo que espero como un ingenuo? Espero que la mierda sea de un tipo desagradable que ha cagado recientemente en el jardín o que todavía lo esté haciendo; pero no es así, es mierda de bebé, que bien podría haber dicho “caca” o “caquita” para restarle importancia o disminuir el efecto de ese olor, aunque la mierda, mierda es, para qué nos vamos a engañar. Pero no, y ahora viene la segunda parte que califica a ese olor y además al verbo; es decir, golpeó rotundo y olor rotundo, es decir, concluyente, definitivo, categórico, no hay nada que lo supere, incluso rotundo es más concluyente que nauseabundo, la elección no ha sido al azar.
Esta segunda parte se inicia con “rotundo”, que a su vez, tiene una comparación nada común: aparecen “hexámetro “ y Virgilio” y aquí no entro en definir ese tipo de verso, valga de muestra un ejemplo para comprobar lo acertado de la comparación (con el olor, que hasta aquí llega)
quadrupe/dante pu/trem soni/tū quatit/ ungula/ campum
«con sonido de cuatro patas, el casco sacude la llanura desmoronada»
Es decir, el verso de Virgilio es rotundo .Obsérvese que en este verso hay sonido y movimiento, no se necesita más para apreciar a los caballos cabalgando por los campos después de la batalla o antes, y si me apuran, la sangre de los muertos y vencidos.
En definitiva, desde una palabra “olor”, JM nos lleva lentamente hacia lo grandioso y lo extraño: la mierda y el hexámetro, pero no una mierda cualquiera sino la de un bebé, ni un hexámetro anónimo, sino el de Virgilio.
Y no digo más sobre esto.